William Manrique

Feliz vida con libros.
Coma, punto y seguido

Quien ya haya leído esta pieza de amor sabrá de que hablo, quien no la ha tenido en sus manos y no la ha disfrutado, se esta quedando sin la caricia suave y cariñosa que nuestro lenguaje puede conceder. El amor es narrado desde esas emociones que descubrimos cuando nos sudan la manos, con la sola idea de que todo puede llegar al final por algo inesperado o al voltear la siguiente pagina. Un amor lleno de lo impensado. Tal cual es la vida.
Una novela romántica, humana, cada una de las paginas tienen la habilidad de hacernos elegir un retrato de nuestra memoria y revivirla mientras leemos. Este es sin duda el mejor viaje que puede darnos la narrativa, porque es un libro que nos hace construir una película personal, capitulo por capitulo. A ratos es inevitable pensar que se ha vivido como Valentino y que también se ha caminado esta vida como Renato.

La mano y las letras del autor logran algo que es inolvidable. Resalta esa cualidad familiar que nos hace amar a nuestros padres hasta sus raíces. Nos recuerda la herencia de frases, enunciados y expresiones que tienen la picardía y el ingenio de los abuelos, y a su vez llevan toda el aroma, la presencia y el acento emocional de papá y mamá. Ese amor que educa y forma, amor y carácter.

El autor nos alimenta de historias porque al leer su libro es inevitable recordar las nuestras y esto es que muchas veces necesitamos para salir del coma que provoca el estrés de lo cotidiano.
Todo el lenguaje de esta historia, de amores reales, logra la mejor fotografía de nuestra identidad. Un retrato lingüístico del amor en pareja, que empieza en el amor de los padres y que se desenvuelve en el amor a la vida. #OyEscribe#escritores #leer#escritoresmexicanos