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Abre o cierra la puerta.

No lo vi venir, robaste una parte de mi corazón y lo permití en estado absoluto de conciencia.

El barco que abordaba no llegaría a ni un puerto, pero me arriesgué.

Caminé pausadamente pues no quería darlo todo de un solo jalón, alargué mis pensamiento y emociones con tal de no salir lastimado. Cada paso que daba era realmente un retroceso, pero no lo entendía. Me aferraba a tus buenos tratos, a tus miradas sabias que me invitaban a desearte, a tus palabras que me envolvían en aquello que yo interpretaba erróneamente. 
Tuve oportunidad de salir por aquella puerta que fácilmente me abrías y que yo cerraba para darme la oportunidad de sentirme vivo.

Enamorarme de ti fue fácil, no te culpo, simplemente te agradezco. 
Arrastré mis palabras hasta el limite de confesar mi amor por ti. Contuve mi respiración mas de una vez para no gritar querer tenerte, hablaba con mis labios para calmarles las ganas de sentir la calidez de los tuyos, al menos una vez; calmaba mis latidos que pedían a mis brazos envolverte en ellos y no dejarte ir cada vez que te tenía cerca.

Mi comportamiento delataba mis esperanzas, pues mi radar detectaba aquello que temías decir. No me dabas señales para huir de ti, al contrario, permití arrastrarme en la marea de tus inseguridades, y yo no veía mas que querer estar contigo.
Supe que el final de acercaba y solo pedía tiempo para sanar, para verte de nuevo con otros ojos, tocarte con otras manos, hablarte con otras palabras y quererte como lo único que fuimos, dos desconocidos.

No hablaba tu lenguaje, el tuyo era confuso y el mío simplemente transparente.
 No me dejes sufrir más, toma lo que robaste y llévalo a ese puerto o sube conmigo y naveguemos.

Desenamorarme de ti es difícil, ábreme de nuevo esa puerta, estoy listo para partir.